19.3.10

LOS BENEFICIOS DE ESCAPAR

Cuando mi estado mental y/o emocional, carece de los niveles adecuados para soportar la convivencia con terrícolas y simples mortales; huyo, me alejo, escapo a mi mundo y a otras realidades, últimamente esa necesidad de abrazarme a la soledad es imperativa, hay cosas a las que me resisto entender o me niego darles libertad, y ante la impotencia de no poder controlarlas el mejor remedio que he encontrado es tomar una ruta de escape y auto liberarme, encontrarme con aquel ser misterioso que toma mis decisiones, controla mis pensamientos y a la vez pedirle ayuda para dilucidar mis ideas. Ese día era uno de esos, tome mi cámara, mi mochila y hui…

Camine ensimismado en aquellos pensamientos, no me di cuenta en qué momento la carretera, dejo de ser carretera y se volvió calle y después de un par de horas de seguir andando y tomar aquella ruta de transporte público, la calle se hizo camino, y el camino se lleno de guijarros y de barro. No recuerdo cual de todas las rutas tome, pero siempre supe hacia donde me dirigía, (por seguridad emocional, no revelaré el lugar específico al que voy en estados de desasosiego, por la simple y sencilla razón de que es MI lugar especial). Pasé del ruido de los camiones, al gorjeo de los pájaros; del olor de la carburación y el smog, al aroma de la hierba húmeda; allí donde la gente aún anda en burro o a pata y con sus costales sobre la espalda, como yo, con la mochila en la que llevo cosas innecesarias y a la vez indispensables cada vez que huyo de mi casa y de todas las realidades que agobian mi existencia...

Imprescindible aquella sensación que otorga el estar completamente solo, excepto con uno mismo, los arboles, las aves, un río medianamente caudaloso al frente, cuervos en los árboles celebrando su libertad y un curioso perro "sonriente". Y allá atrás, mucho más atrás de mi, algunas casas; supongo que mi presencia no debe importarle a sus habitantes, pues, en lugares así, los baluartes son jardines que siempre están de lo más procurados. Cada casa tiene un corral, aunque las gallinas vagan por el monte, de vez en cuando controladas por el canto de un gallo cuidadoso y arrogante. Todo es tan tranquilo desde aquí, hasta los burros tristes que siempre están amarrados fuera de las casas comiendo zacate.

Qué perro tan alegre aquél que se acercó a mí sin preocupaciones cuando me senté a descansar debajo de aquel árbol al que irónicamente le puse por nombre “jumex” (suelo darle ese nombre a todos los arboles que me gustan), casa de cuervos y gorriones que se dispersan en el aire en cuanto me acerco y busco resguardo a sus pies, pareciera que las aves que ahí habitan saben que necesito espacio para pensar y respetan mis deseos de soledad. Mi “jumex” es color café pardo desgastado con heridas viejas y ramas rotas por todos lados; aún así sigue airoso y muy fuerte demostrando a cualquiera que pasa que a pesar de tantos golpes maltratos y humillaciones que le han propiciado los malos tiempos, el viento y las lluvias, este sigue de pie y con ánimos de permanecer así; alentando y dando sombra y cobijo a las aves y enseñanzas a los que como yo aprendemos de sus ramas buscando consuelo y ejemplos de temple y fortaleza espiritual.

Aquel perro alegre, viejo y descuidado debe ser lo suficientemente apto para vigilar aquellas casas. Aunque ¿de quién lo haría? Todo allí parece tan pacífico, tan desinteresado. Nada debe de ocurrir, el aislamiento de la ciudad los resguarda de la inmoralidad propiciada por el egoísmo; aquí la gente solo muere porque es vieja. Lo acaricio por un rato y me levanto a lanzar un palo pensando que correrá tras el... no lo hace, y lamento en ese momento que no esté conmigo ese hermoso perro blanco “Ix” que me regalaran en Querétaro, juguetón, fuerte y rebelde, que debido a su fortaleza nata, ha terminado aislado en la azotea de mi casa, él si perseguiría aquel madero lanzado, aunque también perseguiría a aquel perro sonriente y seguramente lo destrozaría, pero no está ahí conmigo y los intentos de que el que esta, persigan un madero lanzado al aire, cesan, los perros de rancho prefieren perseguir codornices, gallinas o molestar a los burros, sabiendo las limitaciones que su atadura les impone.

Pero este perro tampoco es un perro de rancho, es un perro sonriente, es un perro calmado que disfruta mi compañía o disfruta brindarme la suya, éste en especial me mira con brillo en los ojos, característico de los canes que están contentos, moviendo la cola de un lado hacia otro y formando un ángulo obtuso con su boca como si quisiera ladrar para que se le haga caso: sonreía, pues, quería que lo siguiera pero no lo hice, estaba cansado. El perro permaneció husmeando en los alrededores mientras a mi me venía la lluvia de ideas y las escribía sobre mi libreta inexistente. Sin perder de vista la cómica actitud del perro que a veces moja sus patas en el río, otras tantas, mastica zacate sin comerlo y repentinamente rompe la cadencia relajante del río con un ladrido.

La tarde llega, el sol comienza a ceder y mis penurias son saciadas, reviso y corrijo los detalles detectados en toda esa sarta de ideas impresas, leo en voz alta y me convence la trama, irónico habría sido que alguna de las aves cagara sobre mi libreta de ideas manifestando su punto de vista sobre las palabras ahí escritas. Tal imprecación me habría hecho sentir mal y bien a la vez. Después de todo, a eso vengo a perderme aquí, a eso vengo a consolarme aquí, vengo a tratar de ser, un perro sonriente…

2 comentarios:

  1. Estimado Tío Drachen:


    Quien fuese perro! vaya algo que alguna vez me puse a pensar cuando divise en el pueblo donde me encontraba a un perro recostado en la sombra, quitado de la pena, y yo cargando mis problemas lo miraba con extrañeza y a la vez con envidia.

    Ahora que leo esto me pongo a pensar realmente si esto alguna vez sería posible, es decir perderme un día recostarme en un árbol, cargar algunas manzanas, y quedarme ahí solo viendo y pensando...

    Quizá entonces en ese remanso de tranquilidad, lloraría, cantaría, gritaría, cerraría los ojos y sentiría el viento... atravesarme despreocupado.

    Gracias por tu pensamiento, muy bello, ese lugar que anhelas, que quieres, y guardas su paradero con recelo, :)me recuerda un poco la amistad.


    ¿Por cierto porque jumex?

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  2. Anónimo19.1.12

    pulgares arriba!!

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